Descripción
Para muchos entre el pueblo de Dios es un misterio la idea de un llamado personal al servicio. Ellos piensan que la presentación de una necesidad de por sí constituye un llamamiento a atender esa necesidad y que más nada hace falta. Otros dirían que el llamado general de la Gran Comisión de ir por todo el mundo y predicar el evangelio, Mateo 28 y Marcos 16, es todo lo necesario para que uno emprenda una obra misionera de por vida en el gran campo de la mies. Tal vez todo esto parezca sensato, pero esta especie de razonamiento ha causado muchas tragedias. Algunos corren sin haber sido enviados, caen al lado del camino y como consecuencia se amargan.
La Biblia habla de por lo menos tres llamamientos:
· a la salvación, Mateo 11.28,29. Al ser obedecido, es un llamado eficaz.
· al sacrificio, Romanos 12.1,2. Es a la consagración y al discipulado.
· al servicio, Marcos 1.17: “Venid en pos de mí, y haré que seáis pescadores de hombres”.
Todo creyente tiene una relación quíntupla. Es:
· hijo en una familia
· miembro de un cuerpo
· sacerdote en un templo
· ciudadano de un reino
· obrero en un campo
En la esfera del servicio, le incumbe a cada uno averiguar del Señor de la mies qué es la obra para la cual el Señor le ha capacitado. Esto implica mucho tiempo con Dios en oración en el lugar secreto. El Señor Soberano es quien llama, capacita y despacha al servidor suyo, y le señala la tarea que debe realizar.
Hay diez ejemplos en la Biblia
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