Descripción
La mayoría de los creyentes están familiarizados en buena medida con dos de las tres Personas de la Santa Trinidad, a saber, el Padre por su presentación frecuente en el Antiguo Testamento, especialmente como Jehová en su trato con Israel, y el Hijo por ser el tema principal del Nuevo Testamento.
Pero del Espíritu Santo nuestro conocimiento es más fragmentario. La Biblia esparce a lo largo de su texto la mención de sus actividades, y como consecuencia muchos entre el pueblo de Dios descuidan su conocimiento.
Un beneficio del estudio de esta Persona es que nos guardará de alguna idea de inferioridad dentro de la Deidad.
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