Descripción
El autor era un empresario neozelandés que preparó esta monografía para los tres mil trabajadores de su negocio.
La vida no es un sueño hueco; es real, es apremiante. El sepulcro no es el fin; el alma no se vuelve polvo.
Por cierto, el Señor Jesucristo pregunta: “¿Qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y pierde su alma?” Obviamente Él estima el alma suya como de incomparablemente más valor que el mundo entero.
Valoraciones
No hay valoraciones aún.